Arturo Herrero

Weeknotes

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Discutir para entender.

  • Ha venido de visita la familia de Irene, así que todos finalmente conocen a la pequeña. Yo he tenido un par de días muy productivos cuando se han ido todos de excursión. Eso sí, la idea de disponer de algunas horas para Irene y para mí parece que no va a ser posible. Tenemos un bebé muy absorbente.

  • Esta semana participé en el club de lectura de Cardinal. Estuvimos comentando Feria, de Ana Iris Simón. El libro no me ha gustado, pero durante una discusión siempre salen ideas interesantes.

    Algunos dicen que escribir es poner en orden las ideas: se escribe para entender. Sin embargo, discutir es otra forma de ordenar las ideas, aunque la presentación pueda ser mucho más pobre al improvisar según se habla. Son innumerables las veces que hablando con Irene he llegado a concretar una idea a partir de una vaga chispa inicial.

    Dejo aquí 3 ideas que compartí –o improvisé– durante la conversación en el club de lectura:

    • Vivir en el futuro siempre es mejor. Idea parecida al “velo de la ignorancia”, de John Rawls. Si tenemos que elegir en qué época vivir, el futuro siempre es la mejor opción. Aunque han existido períodos muy oscuros a lo largo de la historia, el futuro depara mejoras tecnológicas y sociales que hacen la vida mejor.
    • ¿Qué cosas puedo traer del pasado para mi hija? Se puede caer en cierta nostalgia sobre el pasado, pero yo no quiero volver a mi infancia –a pesar de ser la patria–. Quiero disfrutar del presente, brindando las opciones que a mí me hicieron feliz. Ejemplos: vivir en una ciudad con una buena biblioteca, pero ir al pueblo de mi madre durante los fines de semana; jugar con la videoconsola, pero también jugar a las chapas; montar un avión con piezas de LEGO, pero también hacer aviones de papel; comprar un mueble en IKEA o también diseñar, encargar maderas y montar nuestro propio mueble.
    • Hay escritores que te pueden hacer daño. Daño, en tanto que los siguientes libros que lees no los puedes acabar, ya que los anteriores eran excepcionales y ahora todo parece mediocre. A mí me ha pasado con Fiódor Dostoyevski y Josep Pla. ¡Ojalá más escritores hicieran daño!
  • Manuel Chaves Nogales logra lo imposible: que me interese la vida de un torero del que nunca he oído hablar. Juan Belmonte, matador de toros es un libro maravilloso. Es increíble la capacidad para narrar la crudeza de la vida mientras lloras de la risa con las pericias del torero.

    La calle es una buena síntesis del mundo. Lo que intuitivamente aprende el niño que se ha criado en su ámbito tumultuoso tardarán mucho tiempo en aprenderlo los niños que esperan a ser mayores en la desolación de los arrabales recientes o en el fondo de los viejos parques solitarios. Los niños que nacen en estas calles se equivocan poco, adquieren pronto un concepto bastante exacto del mundo, valoran bien las cosas, son cautos y audaces. No fracasarán.

    Es el segundo libro que leo del autor después de El maestro Juan Martínez que estaba allí. Aquí, el bailarín flamenco Juan Martínez y su compañera, Sole, fueron sorprendidos en Rusia en 1917: estalla la revolución, guerra civil, terror rojo, y hambruna. El libro está escrito con tal desparpajo que logra –de nuevo– arrancarte risas entra una tragedia y otra. Toda una lección de ingenio y picaresca para sortear la muerte. Impresionante.

  • Una semana más y comenzamos las vacaciones. Jauja.

July 31, 2022 | @ArturoHerrero