Ha finalizado el 2024, un momento perfecto para hacer balance del año que dejamos atrás.
Este año no ha sido sencillo: una mudanza y el inicio de una nueva vida, menos tiempo dedicado al entrenamiento de fuerza, el cambio a una posición de Individual Contributor, una niña de dos años, y la sensación constante de que todo está por hacer. Sin embargo, me siento satisfecho por el inicio de una nueva vida, todo el tiempo disfrutado al aire libre, retomar la programación, una niña de dos años, y haber dado todo lo que teníamos, que no ha sido poco.
Nunca hago propósitos de año nuevo. Siempre tengo múltiples ideas/proyectos/planes en mente, pero no necesito anotarlos como objetivos anuales para avanzar hacia ellos tarde o temprano. Mi interés abarca tantas áreas diferentes que, al finalizar cada año, siempre hay un tema que destaca sobre el resto y en el que me he sumergido en profundidad. Por ahora, seguiré dejándome sorprender por la vida y mi curiosidad.
Hace un año, le pregunté a mi hermana si tenía algún propósito para el nuevo año y compartió algo curioso que hace: al comenzar cada año, crea un listado de cosas que espera realizar y no vuelve a revisar la lista hasta que el año ha concluido. Al final, se trata de comprobar cuán cerca o lejos estás respecto de aquello que consideraste importante al inicio del año. Es una herramienta interesante, no tanto para alcanzar metas concretas, sino para reflexionar sobre lo esencial y hacia dónde te diriges.
Nada más eficaz para destacar lo efímero de la vida que escribir una nueva nota semanal repasando el año. Porque, ¡ya ha pasado una semana! Es un momento ideal para recordar aquel gráfico de Tim Urban en Your Life in Weeks, que tanto me impresionó. Ahora que programar se ha convertido en una commodity, he creado mi propio gráfico. Asusta.
Para el presente, amén; para el futuro, aleluya.
—Pedro Arrupe
January 05, 2025 | @ArturoHerrero