Estoy prácticamente acabando la lectura de Open, las memorias de Andre Agassi. Dejo aquí algunos extractos del mismo.
Odio el tenis, lo detesto con una oscura y secreta pasión, y sin embargo sigo jugando porque no tengo alternativa. Y ese abismo, esa contradicción entre lo que quiero hacer y lo que de hecho hago, es la esencia de mi vida.
Mi padre dice que, cuando boxeaba, siempre intentaba recibir el mejor golpe de su adversario. Un día, en la pista de tenis, me dice: cuando sabes que acabas de recibir el mejor puñetazo de tu contrincante y sigues en pie, y el otro tipo lo sabe, acabas arrancándole el corazón. En tenis, dice, la regla es la misma. Ataca la fortaleza del rival. Si se le da bien el saque, anula su saque. Si su fuerte es la potencia, sé más potente que él. Si tiene un gran drive, si se vanagloria de su drive, ve a por su drive hasta que llegue a odiarlo.
En el tenis te plantas frente a tu enemigo, intercambias golpes con él, pero nunca lo tocas ni hablas con él, ni haces nada con él. Las reglas prohíben incluso que el tenista hable con su entrenador cuando se encuentra en la pista. A veces se compara la soledad del tenista con la del corredor de fondo, pero yo no puedo evitar reírme. Al menos ese corredor puede oler y sentir a sus contrincantes. Se encuentran a escasos centímetros de distancia. En el tenis, estás en una isla. De todos los deportes que practican hombres y mujeres, el tenis es el más parecido a una reclusión en régimen de aislamiento que, inevitablemente, propicia la conversación con uno mismo.
Ahora que he ganado un Grand Slam, sé algo que se permite saber a pocas personas en este mundo: las victorias no nos hacen sentir tan bien como mal nos hacen sentir las derrotas, y las buenas sensaciones no duran tanto como las malas.
Todo me parece, a la vez, surrealista y absolutamente normal. Me asombra descubrir lo deprisa que lo irreal se convierte en norma.
Lo he conseguido. Soy el mejor jugador de tenis del mundo, y sin embargo me siento vacío. Si ser el número uno me hace sentir así, ¿qué sentido tiene serlo?
El tenis es un deporte brutal donde la presión psicológica comienza en uno mismo, y a menudo se crean expectativas que no se pueden cumplir. Recuerdo casos como los de Paula Badosa o Mardy Fish en los que el miedo y la ansiedad paralizan, ya no solo las carreras deportivas, sino las vidas de los jugadores.
He aprovechado también para ver El método Williams. Película interesante, pero sin más. No entiendo el Oscar a mejor actor de Will Smith. Puestos a ver tenis, recomiendo el documental Nadal-Federer y el partido del siglo.
Después de llevar varias semanas con las notas semanales me he dado cuenta de un par de influencias negativas en mi escritura:
Escribo con varias semanas de retraso, cual «salón de pasos perdidos».
October 23, 2022 | @ArturoHerrero