Simetría

Marcus du Sautoy es uno de los mejores divulgadores de ciencia que conozco.
Recientemente he leído Simetría: Un viaje por los patrones de la
naturaleza, una fantástica introducción a la historia e investigación de la
simetría referente a la geometría. Un libro muy en la línea de La música de
los números primos.
«La simetría es el lenguaje de la naturaleza» y sus relaciones se pueden
encontrar en múltiples disciplinas. En la física explica las estructuras
cristalinas, y en la química la teoría de partículas elementales. En la
biología, la naturaleza tiende hacia la simetría como medio de supervivencia.
Además, encontramos referencias en el arte, la arquitectura, la literatura y la
música.
Uno de los capítulos del libro se centra en la Alhambra, en cuyos mosaicos
podemos encontrar los 17 grupos de simetría plana. Xataka publicó un vídeo
introduciendo los secretos matemáticos de la Alhambra.
Me fascina la intersección entre arte, diseño, geometría, y por supuesto,
simetría. Otros libros recomendables que exploran esa interrelación son La
geometría del diseño de Kimberly Elam y Geometría y arte: Influencias
matemáticas durante el Renacimiento de David Wade.
A hombros de gigantes

Bernardo de Chartres decía que nosotros somos como enanos que están a hombros de gigantes, de modo que podemos ver más lejos que ellos no tanto por nuestra estatura o nuestra agudeza visual, sino porque, al estar sobre sus hombros, estamos más altos que ellos.
[…]
Newton en una carta dirigida a Hooke en 1675: «If I have seen further it is by standing on the sholders of Giants».
[…]
Por otra parte, en la reciente Entropía (1980) de Jeremy Rifkin aparece una cita de Max Gluckman que dice: «Ciencia es cualquier disciplina en la que incluso un estúpido de esta generación puede superar el punto alcanzado por un genio de la generación anterior». Entre esta cita y la atribuida a Bernardo transcurren ocho siglos, y algo ha sucedido: un dicho que se refería a la relación con los padres en el pensamiento filosófico y teológico se convierte en un dicho que marca el carácter gradual de la ciencia.
En sus orígenes medievales, el aforismo se hizo popular porque permitía resolver de forma aparentemente no revolucionaria el conflicto entre generaciones. Los antiguos son, sin duda, gigantes para nosotros; pero nosotros, aun siendo enanos, al sentarnos sobre sus hombros, es decir, al aprovecharnos de su sabiduría, podemos ver mejor que ellos. ¿Este aforismo era en su origen humilde o soberbio? ¿Quería decir que sabemos, aunque mejor, lo que los antiguos nos enseñaron, o que sabemos, gracias también a la deuda con los antiguos, mucho más que ellos?
[…]
¿Por qué, pues, los padres tienen que seguir devorando a sus hijos y por qué los hijos tienen que seguir matando a los padres? Existe el peligro, y nadie tiene la culpa, de que, en una situación de innovación ininterrumpida e ininterrumpidamente aceptada por todos, legiones de enanos se sienten sobre los hombros de otros enanos. Por otra parte, seamos realistas. En tiempos normales, debería haber un cambio generacional y yo debería estar jubilado.
[…]
Tal vez en la sombra se mueven ya gigantes, que desconocemos todavía, dispuestos a sentarse sobre nuestros hombros de enanos.
A hombros de gigantes, Umberto Eco.
La geometría del diseño

No sabemos por qué, pero podemos demostrar que el ser humano encuentra los planos
de proporciones definidas e intencionales más placenteros o más bellos que
aquellos de proporciones aleatorias.
Jan Tschichold, La forma del libro, 1975.

[…] nada aborrece tanto el sano juicio como una imagen perpetrada sin pericia técnica alguna, por mucho cuidado
y diligencia que se aplique en su factura. Ahora bien, la única razón por la que los pintores de esta clase no
son conscientes de su propio error es la de no haber aprendido geometría, sin la cual nadie puede ser o llegar a
ser un verdadero artista. La culpa de esta falta debe serle atribuida, sin embargo, a sus maestros, ignorantes,
ellos mismos, de esta arte.
Alberto Durero, De la correcta forma de las letras, 1535.

Soy de la opinión de que es posible desarrollar un arte mayormente basado en el pensamiento matemático.
Max Bill (entrevista de 1949), en Typographic Communications Today, 1989.
Referencia: La geometría del diseño, Kimberly Elam.
Nota de suicidio de Stefan Zweig

Después de huir de los horrores de la guerra en Europa, Stefan Zweig y su
esposa llegaron a Brasil. Siempre me estremece su nota de suicidio.
Declaración
Por mi propia voluntad y en plena lucidez
Cada día he aprendido a amar más este país, y no habría reconstruido mi vida
en ningún otro lugar después de que el mundo de mi propia lengua se hundiese
y se perdiese para mí, y mi patria espiritual, Europa, se destruyese a sí
misma.
Pero comenzar todo de nuevo cuando uno ha cumplido sesenta años requiere
fuerzas especiales, y mi propia fuerza se ha gastado al cabo de años de
andanzas sin hogar. Prefiero, pues, poner fin a mi vida en el momento
apropiado, erguido, como un hombre cuyo trabajo cultural siempre ha sido su
felicidad más pura y su libertad personal, su más preciada posesión en esta
tierra.
Mando saludos a todos mis amigos. Ojalá vivan para ver el amanecer tras esta
larga noche. Yo, que soy muy impaciente, me voy antes que ellos.
Stefan Zweig
Petrópolis, 22.II.1942
Grandes epidemias y libros

2020 será recordado como el año del COVID-19. En mi caso, he aprovechado para
aprender sobre virus, plagas y pandemias.
La humanidad siempre se ha enfrentado a grandes epidemias a lo largo de la
historia, así que un buen punto de partida es el libro de José Enrique Ruiz-Domènec:
El día después de las grande epidemias, donde nos acercamos a cinco
momentos que supusieron un tremendo desafío para la sociedad:
Otro libro a destacar es El mapa fantasma: La epidemia que cambió la ciencia, las ciudades y el mundo moderno
de Steven Johnson. El mapa del cólera de John Snow es una visualización que
cambió el mundo del diseño de la información. Me encantan estos libros
interdisciplinares en los que después de la lectura surgen muchos otros temas para explorar:
Otros libros leídos pero que no me han cautivado:
Pendientes por leer:
Cine Club 2020/2021
Inspirado por Cardinal, llevo varios meses haciendo un
cine club con mi familia. Estas son las películas que seleccioné para recorrer
la historia del cine, incluyendo distintos géneros y países:
- El maquinista de La General. Buster Keaton, Clyde Bruckman. 1926
- Sucedió una noche. Frank Capra. 1934
- Perdición. Billy Wilder. 1944
- Cantando bajo la lluvia. Stanley Donen, Gene Kelly. 1952
- Vértigo (De entre los muertos). Alfred Hitchcock. 1958
- El infierno del odio. Akira Kurosawa. 1963
- El bueno, el feo y el malo. Sergio Leone. 1966
- Chinatown. Roman Polanski. 1974
- Cinema Paradiso. Giuseppe Tornatore. 1988
- Misterioso asesinato en Manhattan. Woody Allen. 1993
- Ciudad de Dios. Fernando Meirelles, Kátia Lund. 2002
- La doncella (The Handmaiden). Park Chan-wook. 2016
Amor por el detalle
Dos anecdotas que expresan muy bien el amor por el detalle.
La perfección de Steve Jobs por Walter Isaacson.
De su padre, Jobs había aprendido que el sello de cualquier artesano apasionado
consiste en asegurarse de que incluso las partes que van a quedar ocultas están
acabadas con gusto. Una de las aplicaciones más extremas —y reveladoras— de esa
filosofía llegó cuando inspeccionó el circuito impreso sobre el que irían
colocados los chips y demás componentes en el interior del Macintosh. Ningún
consumidor iba a verlo nunca, pero Jobs comenzó a criticarlo desde un punto de
vista estético. «Esta parte es preciosa —opinó—, pero fíjate en todos esos
chips de memoria. Esto es muy feo, las líneas están demasiado juntas».
Uno de los nuevos ingenieros lo interrumpió y le preguntó qué importancia tenía
aquello. «Lo único que importa es si funciona bien. Nadie va a ver la placa
base».
Jobs reaccionó como de costumbre: «Quiero que sea tan hermoso como se pueda,
incluso si va a ir dentro de la caja. Un gran carpintero no utiliza madera mala
para la parte trasera de una vitrina, aunque nadie vaya a verla». En una
entrevista realizada unos años más tarde, después de que el Macintosh saliera a
la venta, Jobs volvió a repetir aquella lección aprendida de su padre: «Cuando
eres carpintero y estás fabricando un hermoso arcón, no utilizas un trozo de
contrachapado en la parte de atrás, aunque vaya a estar colocado contra la
pared y nadie lo vea nunca. Tú sí que sabes que está ahí, así que utilizas una
buena pieza de madera para la parte trasera. Para poder dormir bien por las
noches, la estética y la calidad tienen que mantenerse durante todo el
proceso».
‘Dios sí lo ve’ de Edwin Lutyens por Oscar Tusquets Blanca.
Parece ser que en una ocasión uno de los jóvenes colaboradores de Lutyens se
encontraba grafiando la fachada trasera de una de las casas que se estaban
proyectando en el estudio. El maestro, tras estudiarla con detenimiento,
observó que la posición de una de las ventanas alteraba la composición
geométrica general, a lo que su colaborador objetó:
—Esto no es un problema: el muro que cierra el patio de servicio está tan
próximo que esta apertura no se puede relacionar con el resto de la fachada.
Nadie podrá ver esta falta de rigor geométrico.
A lo que el arquitecto respondió impasible:
—Dios sí lo ve.
Hominem unius libri timeo
Desde hace muchos años voy apuntando todos los libros que leo. Leer 50 libros
al año me parecía algo mítico, sin embargo llevo ya varios años superando
esa cifra.
Al margen de los libros leídos, también son relevantes los libros no leídos. En
mi caso, leer 50 libros implica descartar al menos otros 150 libros, de los
cuales conozco su premisa principal, probablemente he leído algún artículo o
reseña, y finalmente, quizás lo haya comprado o descargado.
La relación entre los libros no leídos –antilibrary– y el saber la describe
Nassim Taleb en The Black Swan: The Impact of the Highly Improbable:
The writer Umberto Eco belongs to that small class of scholars who are
encyclopedic, insightful, and nondull. He is the owner of a large personal
library (containing thirty thousand books), and separates visitors into two
categories: those who react with “Wow! Signore professore dottore Eco, what a
library you have! How many of these books have you read?” and the others—a very
small minority—who get the point that a private library is not an ego-boosting
appendage but a research tool. Read books are far less valuable than unread
ones. The library should contain as much of what you do not know as your
financial means, mortgage rates, and the currently tight real-estate market
allows you to put there. You will accumulate more knowledge and more books as
you grow older, and the growing number of unread books on the shelves will look
at you menacingly. Indeed, the more you know, the larger the rows of unread
books. Let us call this collection of unread books an antilibrary.
La historia de mi vida es la historia de los libros que he leído, pero también
la de los libros que no he leído, y todos ellos han contribuido en mi
formación. Puede que cada libro sólo suponga un pequeño avance –o uno muy
grande, según se mire, hay libros que te pueden cambiar la vida–, pero cuando se
empieza a manejar cierto volumen de bibliografía es cuando empieza a surgir la
magia. He aprendido que el conocimiento no es ese conjunto de categorías
parceladas que me habían enseñado, sino que se parece más a un vasto prado
donde todo –absolutamente todo– está interrelacionado. También ha sido
revelador darme cuenta de que siempre hay que leer con mucha distancia –la
historia la escriben los que se sientan a escribirla–, el conocimiento siempre
es escurridizo y la mayoría de las veces algo temporal.
Me gusta la expresión latina «Hominem unius libri timeo» («Teme al hombre
de un sólo libro») atribuida a Tomás de Aquino, porque captura de forma
magistral estas simples lecciones a las que yo he llegado después de tantas
lecturas. Actualmente, nos referimos a la frase para criticar a alguien cuyos
horizontes mentales están limitados a un único libro y –yo añadiría también– a
aquellos que aún leyendo muchos libros, lo hacen siempre sobre el mismo tema.
Teme al hombre de un sólo libro.
La copla
Hasta que el pueblo las canta,
las coplas, coplas no son,
y cuando las canta el pueblo,
ya nadie sabe el autor.
Procura tú que tus coplas
vayan al pueblo a parar,
aunque dejen de ser tuyas
para ser de los demás.
Que, al fundir el corazón
en el alma popular,
lo que se pierde de nombre
se gana de eternidad.
La copla, Manuel Machado.